En esta segunda edición en México del taller «Cómo decirles adiós. Mi duelo por un animal», reitero mi compromiso con todos aquellos que se enfrentan a la difícil situación de la muerte de su animal de compañía. Detecto que es un común denominador la poca contención social y familiar que tiene este tema y cómo la mayoría de los participantes se enfrentan a la indiferencia o minimización de su pérdida.
Durante las cuatro horas del taller, los participantes se entregaron al trabajo tanto teórico como práctico para expresar su dolor y construir herramientas para su bienestar, reconociendo y honrando el vínculo con su animal querido, y lo que este ha dejado para ellos.
Sorprende también que esta vez hayan asistido más hombres, lo cual muestra que cada vez más se permiten expresar su dolor y su cansancio de tener que mostrarse fuertes.
Sin duda, el amor incondicional que damos y nos dan los perros y gatos es una muestra de nuestra propia capacidad de sentir y lo deseable que sería que ese amor lo expresáramos hacia otros seres sintientes, incluyendo nosotros mismos y nuestros congéneres.
Tengo pensado dar este taller a principios del año entrante, para quienes no pudieron asistir en esta ocasión y estoy abierta a dar más fechas si la gente así me lo solicita, pues a través de este trabajo combino mis dos pasiones principales: el desarrollo humano y los derechos de los animales.